domingo, 18 de diciembre de 2011

Exposición Maqueta de la Huerta de Penecho

Réplica de una huerta con noria de sangre del último tercio del siglo XIX, ubicada en el término municipal de Baños de la Encina.    Maqueta realizada por Faustino Céspedes Nieto y Andrés Moreno Espinosa. Diciembre 2011.
En una de las salas de exposiciones del Museo, se exhibe la maqueta que reproduce el sistema de regadío tradicional agrícola en Baños, como es la extracción del agua subterránea utilizando una noria de canjilones movida por la fuerza animal.  Ha sido realizada por los paisanos, Faustino  y Andrés,  a lo largo de tres meses, hecha de madera, hierro, cerámica, echando ratos de ingenio, habilidad, y memoria.

labores dormidas
La Huerta de Penecho, tiene una de las 18 norias históricas de Baños de  la Encina. Esta huerta se conoce desde el último cuarto del siglo XIX. Hacia 1870, y sobre antiguas tierras de calma, los primeros propietarios la crearon para producir productos de la tierra, pero también para su disfrute: era un auténtico vergel regado con las aguas subterráneas de la vega, para ello construyeron una noria con canjilones de barro. El agua fresca era sacada de las profundidades y llevada a través de una acequia a una gran alberca. La noria giraba gracias a la “sangre” o fuerza viva de una mula; además trajeron hortelanos murcianos para cultivar aquí. Según nos cuenta Andrés, su abuelo, Baltasar Moreno, era el encargado o manijero de la finca donde está la noria y  tuvo tres hijos: Bartolomé, Pedro y Antonio, que trabajaron de muleros. Pedro (padre de Andrés) y sus hermanos labraban la tierra para las olivas.   En el primer tercio del siglo XX, sobre 1930,  los dueños le vendieron la huerta a Baltasar Moreno con la condición de pagarla en 20 o 30 años… A partir de entonces, el sitio donde está la noria, se llámó La Huerta de Penecho, curioso nombre cuyo origen está relacionado con la agricultura y que contaremos en una próxima sección de historias menudas, menudas historias.

Cuando llega la Guerra Civil en 1936, los dueños perdonaron la deuda al abuelo de Andrés. Él cuidó muy bien de la huerta, y en verdad que debió ser un magnífico jardín puesto que hoy en día así se recuerda.
También las bestias que acompañaron en estas labores están en la memoria viva: Coronel, que era un mulo grande y fortísimo, y muy bronco!, y Pastora, mula vieja y cansina,…también había un caballo y dos borricos…
En la huerta existía un ordenamiento paisajístico: las nogueras se plantaron al lado de la noria, veinte almendros alrededor de la huerta, éstos, junto con higueras(de higos y de brevas, y de higos rubios) y granados, eran los frutales más típicos de las huertas, y además había: perales, naranjos, limoneros, ciruelos, un manzano junto a la alberca, albaricoque, melocotonero, albérchigo, níspero; además de: berenjena, pimiento rojo y verde, pepino, tomate, patatas, habicholillas (habichuelas), espinacas, acelgas, rábanos, cebolla, cebolletas, ajos, coliflor, coles(berza , repollo), lechuga, zanahoria, puerro, maíz, girasol, alcachofa, garbanzo, alcanciles(alcauciles), sandía, melón, carruécano(pavo), altramuces(chorchos), calabacín, calabaza,.Ésta se usaba una vez seca y vacía para guardar y conservar  semillas; también se criaba la calabaza de cidra, y un tipo de calabaza de cuyo interior se obtenía una esponja, para la higiene personal(su proceso también lo contaremos aquí).
El paso del tiempo hizo que los elementos mecánicos propios de la noria se vieran reforzados por  la electricidad, relegando a otras labores a los animales tradicionales del trabajo en el campo: primero fueron los mulos, luego mulos y motor eléctrico, y por último y en la actualidad, motor diesel.

Cuando nos acerquemos a esta huerta, en la sala del Museo, veremos un puesto de verduras lleno de color y la balanza de pesar…en la realidad, este puesto sigue existiendo vendiendo los productos de esta huerta enfrente de la panadería de la Ermita, en verano, antes de las seis de la mañana, desde hace generaciones.
Si queréis ver cómo funciona una noria de sangre, acercaos al Museo del Territorio los fines de semana y los festivos en horario habitual del Museo.  También os recomendamos realizar el Geosendero de La Pizarrilla ya que en un punto de su recorrido podréis ver in situ, una de las huertas con su noria, más antiguas del término: la Huerta Zambrana, del siglo XVII, junto al antiguo Camino Real de Andalucía, y por supuesto visitar la colección propia del Museo .

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